martes, 14 de agosto de 2012

¿Cómo librarnos de la amargura?

La amargura, tal como lo dice un conocido pastor, es una enfermedad que debe ser arraigada y tiene cura. La amargura se produce por alguna falta o daño con o sin intención, que nos ha hecho alguna persona. Ese daño queda en nosotros, se anida en nuestro interior, y no nos deja tranquilos, nos hacemos esclavo de aquel resentimiento que surge a partir de la amargura y posteriormente vivimos amargados.
Si leemos la Palabra de Dios encontraremos varios pasajes, los cuales se nos enseña que hacer, como proceder y como quitar de nuestras vidas la amargura.

14 Seguid la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor. 15 Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos. (hebreos 12:14-15)

En este pasaje de la escritura, podemos apreciar que la amargura es un impedimiento para que la gracia de Dios cresca en nosotros. La amargura nace por una falta como hemos leído anteriormente, pero crece porque ese daño no lo hablamos, ese daño no lo perdonamos.


31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia. 32 Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.(Efesios 4:31-32)

Notese que en este lugar muestra como es la evolución de un daño no perdonado. Si bien la amrgura nace por una falta, despues se va desarrollando creciendo aflorando el enojo. Vivimos pendiente de la persona que nos hizo daño, tratamos de justificar nuestra amargura, nuestro endurecimiento de corazon, para poder asi ignorar socialmente a esta persona, pero internamente vivimos es una espina clavada haciendonos dependiente de él. Luego viene la ira, gritería y malicia, porque cuando entramos en discución con esta persona, buscamos hacerle daño, tratando de devolverle con la misma moneda que él nos dió. Entonces decimos cosas que nunca pensamos decir, hacemos daño verbal e incluso transarnos a golpes cuando la ira nos nubla.


26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. (Efesios 4: 26-27)

En esta versiculo, nos dice que es legítimo enojarse, pero no acostarse resentido, ya que de esta manera le damos lugar al diablo. Jesús se enojo con los mercaderes en el templo que convirtieron aquel lugar santo, en un mercado, profanandolo de esta manera. El enojo del Señor Jesucristo fue justo. Debemos enojarnos contra el pecado, pero no dejar que la amargura nos consuma.

Mejor es comida de legumbres donde hay amor,
que de buey engordado donde hay odio. (Proverbios 15:17)

Acá el rey Salomón nos habla lo que produce la amargura, nos hace esclavos de ella principalmente. El odio empieza a gobernarnos, ya no podemos disfrutar, porque aquel daño sigue presente y poco a poco nos vamos consumiendo en nuestra ira.


14 Pero si tenéis celos amargos y rivalidad en vuestro corazón, no os jactéis ni mintáis contra la verdad. 15 No es ésta la sabiduría que desciende de lo alto, sino que es terrenal, animal, diabólica, 16 pues donde hay celos y rivalidad, allí hay perturbación y toda obra perversa. (Santiago 3:14-16)

Santiago nos dice de donde proviene la amargura, quien controla y cuales son sus frutos. Vease que dice que es terrenal, animal, diabólica donde hay celos y rivalidad, perturbación y toda obra perversa.

El Señor Jesucristo nos enseña a perdonar a los que nos ofenden, y varios pasajes nos enseña, mas aún el por medio del sacrificio que hizo en la cruz nos perdonó por el pecado que cometemos.


15 pero si no perdonáis sus ofensas a los hombres, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas. (Mateo 6:15)

35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros, si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas. (Mateo 18:35)

37 »No juzguéis y no seréis juzgados; no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. (Lucas 6:37)

El Señor nos enseña el poder liberador de perdonar a nuestro prójimo. Solamente el perdonar sacará de raíz a la amargura. Dios nos enseña a perdonar tal como el lo hizo en la cruz del calvario. Jesús murió por los que creian en Él, incluso por los que lo condenaron en ese entonces. El perdón debe ser de forma sincera y por sobretodo por amor a nuestros hermanos. Del mismo modo que Dios dió a su Hijo para la redención de los pecados y hasta ese entonces estabamos condenados.

Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios.(1Juan 4:7)

10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. (1Juan 4:10)

Debemos perdonarnos unos a otros tal como lo  hizo Dios, entregando a  Jesús para el perdón de los pecados.


19 No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor.» 20 Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber, pues haciendo esto, harás que le arda la cara de vergüenza.
21 No seas vencido de lo malo, sino vence con el bien el mal. 
(Romanos 12:19-21)

Debemos pagar mal por bien, porque estas son las obras del Espíritu Santo en nostros, tal como lo hizo Cristo en la cruz. El perdón es la respuesta para librarnos de la amargura.

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